Clara y Juan forman un matrimonio aparentemente feliz. Él es arquitecto, pero el proyecto urbanístico del que se ocupa está bloqueado, lo que supone a la pareja dificultades económicas. Por su parte, Clara lleva una doble vida: aunque parece una esposa ejemplar, a fin de ganar algún dinero, durante el día ejerce de modelo para películas pornográficas. Sin embargo, Clara sigue siendo virgen, ya que su matrimonio nunca se consumó, y en su trabajo no practica sexo.