Kenny acaba de salir de la cárcel y regresa a su hogar junto a su madre, quien tiene la intención de ponerlo en el buen camino. Pero un día reciben la visita del compañero de celda de Kenny y todo da un vuelco. Una noche, ambos se quedan sin gasolina y piden ayuda a un conductor; a la mañana siguiente, éste aparece asesinado. Las sospechas recaen, inevitablemente sobre los dos ex convictos, que fueron las dos últimas personas que lo vieron con vida.